Tema 6: El mundo

El Mundo: el lugar donde viven nuestros personajes.

Cuando hablamos del mundo en un relato literario, nos referimos a todo lo que rodea a nuestros personajes en nuestra historia. No es lo mismo que nuestra historia se desarrolle en California en 1897 que en el Moscú actual o en Marte dentro de 200 años. Ya de por si el contexto histórico, se base en la realidad o sea completamente fantástico, nos dará datos de los personajes e incluso obstáculos para los mismos.

Dos conceptos serán básicos para crear el mundo: espacio y tiempo. Desgranemos cada uno de ellos.

Espacio

El espacio es el lugar físico donde se va a desarrollar la acción de nuestra historia. Puede ser un lugar concreto de nuestro mundo (Madrid, Londres, Hawai) o puede ser un lugar completamente inventado. Lo importante es que, sea como sea, le demos la suficiente fuerza para que creamos que la historia que se desarrolla en el mencionado lugar es real.

Si hablamos de un lugar real, debemos familiarizarnos con él. Imaginemos que nuestra historia se desarrolla en Madrid. ¿En que país está? ¿Bajo que tipo de gobierno? ¿Es una ciudad, un pueblo, una aldea o ninguna de las anteriores? Todos los datos que tengamos sobre nuestro espacio nos darán datos para situar a los personajes y al propio lector. Si no hacemos una buena localización, ¿sabremos si estamos en el Madrid capital de España o en alguno de los nueve pueblos llamados Madrid en EE.UU.?

Si por el contrario, hablamos de un lugar ficticio, debemos de darle una dimensión de realidad tal que parezca un lugar de nuestro mundo. Requiere no tanto trabajo de investigación, aunque podemos basarnos en lugares reales para crearlo, si no trabajo de creación. Da igual como sea dicho mundo, mientras que sus elementos tenga coherencia entre si y con la historia que queremos contar. El Señor de los Anillos es un gran ejemplo de creación de mundo, donde el autor plantea una tierra completamente estructurada y dividida para las necesidades de nuestra historia.

En resumen, cuando tratemos de lugares reales, en más de una ocasión deberemos de adecuar nuestra historia al lugar, mientras que en lugares ficticios, podemos permitirnos más la transformación del lugar a beneficio de la historia.

Tiempo

El espacio es nuestra primera coordenada, pero no estaría completa sin tener un tiempo donde situar nuestra acción. Debemos marcar una fecha, una época, para marcar un momento para nuestros personajes.

Volviendo al ejemplo de Madrid, ¿nuestra historia sería igual desarrollándose en el Madrid de los Austrias, o en el de la Guerra Civil… o en el de dentro de 400 años? La gente, los edificios, la propia configuración y ritmo de la ciudad se ven alterados a cada segundo que pasa. Situar nuestra acción en un tiempo hace que concreticemos y le demos una dimensión real.

¿Y con lugares ficticios? Da igual que nuestra lugar sea inventado. Hay que plantearse en que momento histórico se encuentra. ¿Esta en la época de los caballeros y las princesas o por el contrario los lásers y las naves espaciales están a la orden del día? Coger un mundo en una época futura o pasada puede cambiar completamente nuestra historia. Un buen ejemplo de mezcla entre tiempos es Star Wars, donde ves planetas completamente futuristas en contraposición con planetas en la época de las cavernas. Depende de nuestra historia, cogeremos una ambientación.

¿Y cuando hay muchos espacios y tiempos diferentes en nuestra historia?

Que nuestros personajes sean viajeros, tanto espaciales como temporales, no implica que podamos ahorrarnos trabajo a la hora de crear nuestro mundo. Cada nuevo mundo o nueva época que visitemos en nuestra historia debe de estar trabajada para que todo tenga un halo de credibilidad.

El Mundo de los Personajes: dos dimensiones en una historia.

Ya hemos definido el espacio y el tiempo de nuestra historia, pero, sin embargo, eso no pasa de ser el exterior, el contexto en el que se desarrolla todo. Nos encontramos ahora con la obligación de ir cerrando el circulo y plantear el mundo de nuestros personajes. Para ello debemos concretar. Crear la intrahistoria de nuestros personajes.

Siguiendo el ejemplo de Madrid, nuestros personajes ¿viven allí o no? ¿En que barrio? ¿Qué tal es la gente por allí? ¿Qué tipo de comercios hay en la zona? ¿Hay metro? Los detalles del mundo más cercanos a los personajes, los que hacen especial su vida diaria, son los que forman la intrahistoria.

Esto afecta también a la relación entre ellos. ¿Será igual la relación entre dos personajes que son compañeros de piso, vecinos, o si cada uno vive en una ciudad diferente? Decisiones así cruzan la línea de la creación de personajes y del mundo constantemente, pero consiguen meter al personaje en el mundo y al mundo en el personaje. Siempre debemos de buscar la ficción de realidad y esta es una de las mejores maneras.

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