Tema 1: Clases de escritos según su longitud

Introducción: Diferencia entre historia y trama, o como cabe tanto en tan poco.

Una de las citas que más me ha llamado la atención cuando preparaba esta clase es una de E. M. Forster novelista inglés conocido por obras como Pasaje a la India, Regreso a Howard’s End y Una habitación con vistas.

La cita de Forster tiene que ver con la diferencia entre historias y tramas y su importancia en la narrativa.

Su definición de una historia era: “una narración de sucesos ordenados por su secuencia temporal.” Según Forster,” una historia solo puede tener un mérito, el de hacer que la audiencia desee saber qué es lo que sucede después”.
Dicha definición la ilustraba con este ejemplo:

“El rey murió, y luego la reina murió”

Según su definición los lectores se preguntarían ¿por qué? ¿De qué murió la reina?

Para Forster, “una trama es también una narración de sucesos, donde el énfasis recae en la causalidad”. Causa=Efecto. Lo que sucede primero, nos lleva, nos conduce o provoca lo que ocurre a continuación. Por tanto, “El rey murió y luego la reina murió” es una historia. Pero “El rey murió, y luego la reina murió de pena” es una trama. Se preserva la secuencia temporal, pero esta queda eclipsada por el sentido de la causalidad.

Aunque incidiremos aún más en posteriores clases, esto nos demuestra que una trama, aparte de que tiene que llevarnos del punto A al punto B gracias a la curiosidad de lector, nos transmite que el camino para llegar de un punto a otro no tiene por que ser tremendamente estrecho. Sobre ese camino y la extensión del mismo, hablaremos en esta clase.

Para que las distancias se acorten, cuando emprendáis mayores retos, empezaremos por la extensión mínima de relato:

Microrrelato

El microrrelato es una construcción literaria narrativa distinta de la novela o el cuento. Es la denominación más usada para un conjunto de obras diversas cuya principal característica es la brevedad de su contenido. El microrrelato también es llamado microcuento, minificción, microficción, cuento brevísimo, minicuento, etcétera.

Historia del género

Textos escritos u orales de corta extensión aparecen a lo largo de todos los tiempos. Fábulas, adivinanzas, parábolas, epitafios, graffittis, etcétera. El microrrelato no es un fenómeno nuevo. Sienta sus bases en la Edad Media en los llamados bestiarios y más adelante es posible encontrarlo en las sentencias del Conde Lucanor, pero aún más atrás existen antecedentes en las parábolas de Jesús, vistas de forma individual, separada del texto, como estructuras narrativas completas y breves, exigencia de un microcuento.

Con estos primeros ejemplos, podemos ver una parte importante del microrrelato: Lo que las convierte a todas en microrelatos es el lector, al individualizarlos.

El microcuento como tal nace en la Argentina en la década de los 50 cuando Jorge Luis Borges realiza la antología Narraciones Breves y Extraordinarias, donde aparecen relatos de extensión entre dos paginas hasta dos líneas. Más adelante en los 60 Borges escribe nuevos microrelatos junto con diversos poemas en el libro El Hacedor, y Julio Cortázar masificó el género con Historias de Cronopios y de Famas, haciéndolo famoso en Europa.

En Estados Unidos se empieza en los años 70 y en Latinoamérica se comienza a explorar con mayor intensidad a partir de la década del 80.

En la segunda mitad del siglo XX, proliferan estos textos que David Lagmanovich llama "cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas […] que ponen a prueba nuestras maneras rutinarias de leer". Se presenta como una auténtica propuesta literaria, hasta el punto de que es raro ningún escritor que no lo haya intentado.

No es de extrañar entonces que los mecanismos de construcción del microcuento contemplen la ruptura de expectativas del lector que lo lleve a seguir buscando el sentido, y no sólo esto, sino además otorgar el sentido al completar los significados que apenas se esbozan o se insinúan apoyados en otro de los mecanismos propios de su construcción, "el doble sentido", es decir, la posibilidad de que lo dicho signifique no sólo lo literal e incluso todo lo contrario, sino otra cosa que el lector debe encontrar para completar la narración, siendo de este modo lector y autor al mismo tiempo. La relación entre lector y autor se convierte.

Para entender el microcuento no se necesitan referentes externos salvo aquellos de orden cultural que permiten otorgar sentido a algunas expresiones. Esta narración es sobre todo concisa, es decir, breve y precisa y de una gran intensidad expresiva, pues es un verdadero extracto no en el sentido del resumen, sino en el sentido de "esencia", es decir, aquello que contiene lo más importante, lo central.

La brevedad

No es falso asegurar que la brevedad, noción que también se le aplica al cuento, sea lo más común de este tipo de textos y su principal característica. Sin embargo, es una característica bastante subjetiva, ya que existen microrrelatos de varias páginas, decenas de palabras o incluso nueve, como el conocido cuento de Augusto Monterroso:

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí

Relato

El relato, como género literario, es una forma de narración cuya extensión en número de páginas es menor a la de una novela e incluso a la de una novela corta o nouvelle. Aunque el número de páginas no es lo único que se debe tener en cuenta a la hora de determinar un género. Grandes autores como Franz Kafka, Truman Capote o Raymond Carver, han demostrado con la calidad indiscutible de sus relatos, las grandes posibilidades de este género.

La esencia del relato consiste en contar una historia sin reflejarla en toda su extensión, compactándola y poniendo el énfasis en determinados momentos, que suelen ser decisivos para el desarrollo de la misma, dejando a la imaginación del lector la tarea de componer los detalles que podrían ser considerados "superfluos" y que, junto a los hechos narrados en el relato, compondrían un cuadro mayor. Los hechos narrados en el relato pueden ser de ficción (cuento, epopeya, etc.) o de no-ficción (noticias).

En general un relato es resultado de la inspiración inmediata, a diferencia del cuento en donde todos los indicios deben llevar al nudo y luego al desenlace y por ende requiere un trabajo previo del autor. De todas maneras, el termino relato es en general poco preciso y la mayoría de los analistas y escritores no hacen ninguna diferencia entre ambos términos.

El relato, a diferencia del cuento, admite elementos de no ficción. En este sentido, el relato podría ser un género limítrofe entre lo estrictamente literario y lo ensayístico.

Cuento

El cuento es una narración breve de hechos imaginarios o reales, protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento sencillo. No obstante, la frontera entre un cuento largo y una novela corta no es fácil de trazar.

Cuento popular y cuento literario

El cuento es una narración breve de hechos imaginarios, protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento sencillo… Hay dos grandes tipos de cuentos: el cuento popular y el cuento literario.

• El cuento popular: es una narración tradicional de transmisión oral. Se presenta en múltiples versiones, que coinciden en la estructura pero discrepan en los detalles. Tiene tres subtipos: los cuentos de hadas, los cuentos de animales y los cuentos de costumbres. El mito y la leyenda son también narraciones tradicionales, pero suelen considerarse géneros autónomos.

• El cuento literario: es el cuento concebido y trasmitido mediante la escritura. El autor suele ser conocido. El texto, fijado por escrito, se presenta generalmente en una sola versión, sin el juego de variantes característico del cuento popular. Una de las primeras manifestaciones en la lengua castellana fue El conde Lucanor, que reúne 51 cuentos de diferentes orígenes, escrito por el infante Don Juan Manuel en el siglo XIV.

Características del cuento

Un cuento no es sólo una narración breve. Presenta varias características que lo diferencian de otros géneros narrativos breves.

• Narrativo: está construido a partir de una sucesión de hechos. Se sostiene por la trama, a diferencia de la poesía.

• Ficción: aunque en algunos casos puede basarse en hechos reales o ser una ficción de un marcado realismo, un cuento debe, para funcionar, recortarse de la realidad.

• Argumental: tiene una estructura de hechos entrelazados (acción – consecuencias) en un formato de: introducción – nudo – desenlace.

• Única línea argumental: a diferencia de la novela, en el cuento todos los hechos se encadenan en una sola sucesión de hechos.

• Estructura centrípeta: todos los elementos que se mencionan en la narración del cuento están relacionados y funcionan como indicios del argumento.

• Un sólo personaje principal: aunque puede haber otros personajes, la historia hablará de uno en particular, que es a quien le ocurren los hechos.

• Unidad de efecto: está escrito para ser leído de corrido de principio a fin. Si uno corta la lectura, es muy probable que se pierda el efecto narrativo. La estructura de la novela permite leerla por partes.

• Brevedad: por y para cumplir con todas las demás características, el cuento es necesariamente breve.

Estructura argumental

El cuento tiene una estructura muy marcada del tipo: Introducción – nudo – desenlace. Dicha estructura la ampliaremos en próximas clases.

Muchas novelas tienen también una estructura argumental. La diferencia radica en que en el cuento, la estructura argumental es el todo de la narración; en cambio, en la novela conviven una cantidad de elementos ajenos al argumento que sirven como complemento estético de la historia.

Cortazar decía (aludiendo al boxeo) que:

En la novela se gana por puntos; en cambio en el cuento, se gana por KO

Novela Corta o Nouvelle

Una novela corta o nouvelle es una narración en prosa de menor extensión que una novela y menor desarrollo de los personajes y la trama, aunque sin la economía de recursos narrativos propia del cuento. Su antecedente es el relato corto medieval y tiene estrechas semejanzas con lo que la literatura inglesa denomina "long short story". Julio Cortázar la define como un «género a caballo entre el cuento y la novela».

Ejemplos de novelas cortas son: Los cachorros de Mario Vargas Llosa, El pozo de Juan Carlos Onetti y El fantasma de Canterville de Oscar Wilde.

Novela

La novela (del italiano novella, noticia, relato novelesco) es, según la RAE, una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de pasiones y de costumbres.

Características

Tres son, por lo tanto, las características básicas de la novela, aunque puede haber excepciones:

• Una narrativa extensa: las novelas tienen, generalmente, entre 60.000 y 200.000 palabras, o de 300 a 1.300 páginas. Aquí radica la diferencia con el cuento. Hay otras diferencias entre novela y cuento: el relato aparece como una trama más complicada o intensa, con mayor número de personajes que además están más sólidamente trazados, ambientes descritos pormenorizadamente, etcétera. Pero volvamos a las características.

• Es de ficción, lo que la diferencia de otros géneros en prosa como la historia o el ensayo.

• Se escribe en prosa, lo que la separa de los relatos ficticios extensos en forma rimada.

Tipología

La novela es el reino de la libertad de contenido y de forma. Es un género que presenta a lo largo de la historia múltiples formas y puntos de vista.

Para clasificar este género ha de tenerse en cuenta que existen diversos criterios para clasificar empleados por las distintas tipologías propuestas:

• Por el tono que mantiene la obra: novela satírica, novela humorística, novela didáctica…

• Por la forma: autobiográfica, dialogada, ligera…

• Según el público al que llegue o el modo de distribución: Superventas o "best-seller", novela por entregas…

• Atendiendo a su contenido, las novelas pueden ser: De aventuras, Caballeresca, De ciencia ficción, Costumbrista, thrillers, Fantástica, Histórica, Negra, Policial, Romántica, De terror, Realista… y casi infinito etcétera

Desde finales del periodo victoriano hasta la actualidad, algunas de estas variedades se han convertido en auténticos subgéneros (ciencia ficción, novela rosa) muy populares, aunque a menudos ignorados por los críticos y los académicos; en tiempos recientes, las mejores novelas de ciertos subgéneros han empezado a ser reconocidas como literatura seria.

Ejemplos de Microrrelatos:

"El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. Llaman a la puerta."
The last man, FREDRIC BROWN. (Autor de “La Trampa Fabulosa”)

"Luego de doce horas de vuelo, el viejo cerró si libro y se bajó de la hamaca."
La fatiga, JORGE F. HERNÁNDEZ.

“Se despertó recién afeitado.”
Microrrelatos, ANDRÉS NEUMAN. (Autor de “Bariloche”)

"Vendo zapatos de bebé. Sin usar."
Microrrelato, ERNEST HEMINGWAY. (Autor de “Adios a las Armas”)

El ser bajo la luz de la luna

[Cuento. Texto completo]
H.P. Lovecraft

Morgan no es hombre de letras; de hecho, su inglés carece del más mínimo grado de coherencia. Por eso me tienen maravillado las palabras que escribió, aunque otros se han reído.

Estaba sólo la noche en que ocurrió. De repente lo acometieron unos deseos incontenibles de escribir, y tomando la pluma redactó lo siguiente:

»Me llamo Howard Phillips. Vivo en la Calle College, 66, Providence, Rhode Island. El 24 de noviembre de 1927 -no sé siquiera en qué año estamos- me quedé dormido y tuve un sueño; y desde entonces me ha sido imposible despertar.

»Mi sueño empezó en un paraje húmedo, pantanoso y cubierto de cañas, bajo un cielo gris y otoñal, con un abrupto acantilado de roca cubierta de líquenes, al norte. Impulsado por una vaga curiosidad, subí por una grieta o hendidura de dicho precipicio, observando entonces que a uno y otro lado de las paredes se abrían las negras bocas de numerosas madrigueras que se adentraban en las profundidades de la meseta rocosa.

»En varios lugares, el paso estaba techado por el estrechamiento de la parte superior de la angosta fisura; en dichos lugares, la oscuridad era extraordinaria, y no se distinguían las madrigueras que pudiese haber allí. En uno de esos tramos oscuros me asaltó un miedo tremendo, como si una emanación incorpórea y sutil de los abismos tomara posesión de mi espíritu; pero la negrura era demasiado densa para descubrir la fuente de mi alarma.

»Por último, salí a una meseta cubierta de roca musgosa y escasa tierra, iluminada por una débil luna que había reemplazado al agonizante orbe del día. Miré a mi alrededor y no vi a ningún ser viviente; sin embargo, percibí una agitación extraña muy por debajo de mí, entre los juncos susurrantes de la ciénaga pestilente que hacía poco había abandonado.

»Después de caminar un trecho, me topé con unas vías herrumbrosas de tranvía, y con postes carcomidos que aún sostenían el cable fláccido y combado del trole. Siguiendo por estas vías, llegué en seguida a un coche amarillo que ostentaba el número 1852, con fuelle de acoplamiento, del tipo de doble vagón, en boga entre 1900 y 1910. Estaba vacío, aunque evidentemente a punto de arrancar; tenía el trole pegado al cable y el freno de aire resoplaba de cuando en cuando bajo el piso del vagón. Me subí a él, y miré en vano a mi alrededor tratando de descubrir un interruptor de la luz…, entonces noté la ausencia de la palanca de mando, lo que indicaba que no estaba el conductor. Me senté en uno de los asientos transversales. A continuación oí crujir la yerba escasa por el lado de la izquierda, y vi las siluetas oscuras de dos hombres que se recortaban a la luz de la luna. Llevaban las gorras reglamentarias de la compañía, y comprendí que eran el cobrador y el conductor. Entonces, uno de ellos olfateó el aire aspirando con fuerza, y levantó el rostro para aullar a la luna. El otro se echó a cuatro patas dispuesto a correr hacia el coche.

»Me levanté de un salto, salí frenéticamente del coche y corrí leguas y leguas por la meseta, hasta que el cansancio me obligó a detenerme… Huí, no porque el cobrador se echara a cuatro patas, sino porque el rostro del conductor era un mero cono blanco que se estrechaba formando un tentáculo rojo como la sangre.

………………………………………………..

»Me di cuenta de que había sido sólo un sueño; sin embargo, no por ello me resultó agradable.

»Desde esa noche espantosa lo único que pido es despertar…, ¡pero aún no ha podido ser!

»¡Al contrario, he descubierto que soy un habitante de este terrible mundo onírico! Aquella primera noche dejó paso al amanecer, y vagué sin rumbo por las solitarias tierras pantanosas. Cuando llegó la noche aún seguía vagando, esperando despertar. Pero de repente aparté la maleza y vi ante mí el viejo tranvía… ¡A su lado había un ser de rostro cónico que alzaba la cabeza y aullaba extrañamente a la luz de la luna!

»Todos los días sucede lo mismo. La noche me coge como siempre en ese lugar de horror. He intentado no moverme cuando sale la luna, pero debo caminar en mis sueños, porque despierto con el ser aterrador aullando ante mí a la pálida luna; entonces doy media vuelta, y echo a correr desenfrenadamente.

»¡Dios mío! ¿Cuándo despertaré?

Eso es lo que Morgan escribió. Quisiera ir al 66 de la Calle College de Providence; pero tengo miedo de lo que pueda encontrar allí.

FIN

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